viernes, 29 de abril de 2016

Las empresas y los pequeños productores

“La humanidad produce actualmente más alimentos que en toda su historia, y sin embargo una cifra superior al diez por ciento de la población padece hambre. El hambre de esos 800 millones de personas ocurre al mismo tiempo que otro récord histórico: mil millones de seres humanos sufren hoy día sobrepeso”.[1]
La capitalismo es un sistema en donde lo único que se buscan son las ganancias, los agricultores, se llevan la peor parte de este sistema. Vivimos en un mundo en el cual, haciendo alusión a la cita anterior, se producen más alimentos de los que necesitamos y, sin embargo, es muy frecuente hablar de gente que muere por no tener que comer.
En el mercado existe la oferta y la demanda; por ejemplo, si un país produce mucho de algún producto el precio en el mercado bajará debido a la abundancia de este; un campesino que siembra dicho producto al ver que el precio por kilo de su cosecha bajó tratará de sembrar más y, para lograrlo conseguirá productos que se lo permitan.
Muchos campesinos, con la esperanza de conseguir los suficientes recursos para mantener a su familia se endeudan y, más tarde, les es imposible saldar sus deudas. En el campo es donde se registran los mayores índices de suicidios. “De una muestra de 882 suicidios en China entre 1996 y 2000, los asalariados y los estudiantes eran el 16.9 por ciento; las amas de casa, los jubilados y los desempleados un cuarto, y los campesinos conforman casi la mitad de los muertos”.
No obstante, el suicidio no son de las únicas opciones que usan los campesinos para obtener dinero, la venta de órganos se está volviendo cada vez más frecuente y fácil para algunos. Las mujeres que quedan viudas, muchas veces tienen que ir a las ciudades a trabajar en lo consigan (en casas, como obreras o trabajadoras sexuales); tal vez en México (Acapulco) la prostitución de niños tenga mucho que ver con los problemas que se viven en el campo.[2]
Los transgénicos y pesticidas

Un transgénico es un organismo genéticamente modificado, los transgénicos se usan para hacer a las cosechas resistentes a las plagas que las afectan y así aumentar la producción de alimentos. No suena mal, sin embargo, hay información que se nos ha mantenido oculta acerca de los transgénicos.
La soja (no la de la alimentación asiática) y el maíz transgénicos son rociados por un pesticida llámalo glifosato que es letal para los insectos y muy peligrosa para los humanos. La soja y el maíz transgénicos sólo se usan para alimentar al ganado sin embargo, en algunos casos, las cosechas de estos contaminan a los cultivos para consumo humano.
El glifosato, es un pesticida sumamente potente, se han hecho pruebas con animales, en donde los resultados, son sorprendentes: produce la muerte de células embrionarias, placentarias y del cordón umbilical, provocando malformaciones y tumores.
Es difícil pensar que trabajadores estén tan cerca de esta sustancia, sin embargo, algunos lo están. Los agricultores se encuentran en riesgo, al estar en contacto con los pesticidas de tener abortos espontáneos, malformaciones, enfermedades dérmicas, respiratorias y hasta cáncer.
Esto es lo que causan los transgénicos, por si no fuera poco se habla de introducir nanotecnología a los alimentos. En la nanotecnología se habla de manipular la materia a nivel atómico y molecular. Sin embargo, varios estudios han mostrado que algunos productos nano formulados son tóxicos.
Se nos dice que los transgénicos y la nanotecnología son para lograr que aumente la producción de alimentos y, con esto, acabar con el hambre, o que las nuevas técnicas que usan son para combatir el cambio climático, con tecnologías “más verdes”.
Sin embargo, ya tenemos más alimentos de los necesarios, ¿de verdad se está erradicando el hambre?, la respuesta es no, ¿acaso la podremos erradicar con más?, lo que nos dicen es sólo para ocultar la verdad, y la verdad es que sólo se busca producir alimentos para quien pueda comprarlos.
Y, con respecto a que servirán para combatir el cambio climático, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) estima que “la actividad agraria es responsable del 22% de las emisiones de gases” (similar porcentaje a las emisiones de origen industrial, y más elevadas que las derivadas del transporte), pero si valoramos también los gases emitidos en el procesamiento, transporte y distribución de alimentos, la cifra asciende entonces a un 41%, según el Informe Stern o hasta un incluso más alarmante 57% según los estudiosos de la ONG GRAIN.
La producción de alimentos
“El sistema en cuestión ha sido diseñado para producir algo parecido a alimentos, a costos muy bajos, tanto económicos, sociales como ecológicos; y que, sin embargo, pueden producir altos beneficios a quienes se dedican a su comercialización. Los alimentos, lejos de ser considerados por las multinacionales como una necesidad y un derecho, se entienden como una mercancía (…)”[3]
El sistema de producción está arruinando a todos, los campesinos, por una parte sufren enfermedades debido a los transgénicos y pesticidas que se usan en los campos; los que compran los productos, pueden contraer enfermedades; en cuanto a los animales, se encierran muchos en un lugar para un menor número, a veces no se les permite ver la luz del día.
¿Y cómo responden los gobiernos ante estas condiciones? Lo vemos casi a diario: el uso de armas para los que desean ser escuchados, la represión para quienes sólo desean dar a conocer las condiciones que se viven.

[1] Patel, Raj. Obesos y famélicos. El impacto de la Globalización en el sistema alimentario mundial. p.11
[2] Los acapulco Kids. Material de apoyo seleccionado por la Profesora Susana Huerta González para el curso de Historia de México II

[3] Duch,Gustavo. Alimentos bajo sospecha. p. 57

Fuentes:
      Duch,Gustavo. Alimentos bajo sospecha. Barcelona. Edit. Los libros del lince. 2011. 90 pp.
      Patel, Raj. Obesos y famélicos. El impacto de la Globalización en el sistema alimentario mundial. Barcelona. Edit. Los libros del Lince. 2008. 367 pp.
      Los acapulco Kids. Material de apoyo seleccionado por la Profesora Susana Huerta González para el curso de Historia de México II

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