“La humanidad produce actualmente más alimentos que en toda su historia,
y sin embargo una cifra superior al diez por ciento de la población padece
hambre. El hambre de esos 800 millones de personas ocurre al mismo tiempo que
otro récord histórico: mil millones de seres humanos sufren hoy día
sobrepeso”.[1]
La capitalismo es un sistema en donde
lo único que se buscan son las ganancias, los agricultores, se llevan la peor
parte de este sistema. Vivimos en un mundo en el cual, haciendo alusión a la
cita anterior, se producen más alimentos de los que necesitamos y, sin embargo,
es muy frecuente hablar de gente que muere por no tener que comer.
En el mercado existe la oferta y la
demanda; por ejemplo, si un país produce mucho de algún producto el precio en
el mercado bajará debido a la abundancia de este; un campesino que siembra
dicho producto al ver que el precio por kilo de su cosecha bajó tratará de
sembrar más y, para lograrlo conseguirá productos que se lo permitan.
Muchos campesinos, con la esperanza
de conseguir los suficientes recursos para mantener a su familia se endeudan y,
más tarde, les es imposible saldar sus deudas. En el campo es donde se
registran los mayores índices de suicidios. “De una muestra de 882 suicidios en
China entre 1996 y 2000, los asalariados y los estudiantes eran el 16.9 por
ciento; las amas de casa, los jubilados y los desempleados un cuarto, y los
campesinos conforman casi la mitad de los muertos”.
No obstante, el suicidio no son de
las únicas opciones que usan los campesinos para obtener dinero, la venta de
órganos se está volviendo cada vez más frecuente y fácil para algunos. Las mujeres
que quedan viudas, muchas veces tienen que ir a las ciudades a trabajar en lo
consigan (en casas, como obreras o trabajadoras sexuales); tal vez en México
(Acapulco) la prostitución de niños tenga mucho que ver con los problemas que
se viven en el campo.[2]
Los transgénicos y pesticidas
Un transgénico es un organismo
genéticamente modificado, los transgénicos se usan para hacer a las cosechas
resistentes a las plagas que las afectan y así aumentar la producción de
alimentos. No suena mal, sin embargo, hay información que se nos ha mantenido
oculta acerca de los transgénicos.
La soja (no la de la alimentación
asiática) y el maíz transgénicos son rociados por un pesticida llámalo
glifosato que es letal para los insectos y muy peligrosa para los humanos. La
soja y el maíz transgénicos sólo se usan para alimentar al ganado sin embargo,
en algunos casos, las cosechas de estos contaminan a los cultivos para consumo
humano.
El glifosato, es un pesticida
sumamente potente, se han hecho pruebas con animales, en donde los resultados,
son sorprendentes: produce la muerte de células embrionarias, placentarias y
del cordón umbilical, provocando malformaciones y tumores.
Es difícil pensar que trabajadores
estén tan cerca de esta sustancia, sin embargo, algunos lo están. Los
agricultores se encuentran en riesgo, al estar en contacto con los pesticidas
de tener abortos espontáneos, malformaciones, enfermedades dérmicas,
respiratorias y hasta cáncer.
Esto es lo que causan los
transgénicos, por si no fuera poco se habla de introducir nanotecnología a los
alimentos. En la nanotecnología se habla de manipular la materia a nivel
atómico y molecular. Sin embargo, varios estudios han mostrado que algunos
productos nano formulados son tóxicos.
Se nos dice que los transgénicos y la
nanotecnología son para lograr que aumente la producción de alimentos y, con
esto, acabar con el hambre, o que las nuevas técnicas que usan son para
combatir el cambio climático, con tecnologías “más verdes”.
Sin embargo, ya tenemos más alimentos
de los necesarios, ¿de verdad se está erradicando el hambre?, la respuesta es
no, ¿acaso la podremos erradicar con más?, lo que nos dicen es sólo para
ocultar la verdad, y la verdad es que sólo se busca producir alimentos para
quien pueda comprarlos.
Y, con respecto a que servirán para
combatir el cambio climático, el Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC) estima que “la actividad agraria es responsable del 22% de las
emisiones de gases” (similar porcentaje a las emisiones de origen industrial, y
más elevadas que las derivadas del transporte), pero si valoramos también los
gases emitidos en el procesamiento, transporte y distribución de alimentos, la
cifra asciende entonces a un 41%, según el Informe Stern o hasta un incluso más
alarmante 57% según los estudiosos de la ONG GRAIN.
La producción de alimentos
“El sistema en cuestión ha sido
diseñado para producir algo parecido a alimentos, a costos muy bajos, tanto
económicos, sociales como ecológicos; y que, sin embargo, pueden producir altos
beneficios a quienes se dedican a su comercialización. Los alimentos, lejos de
ser considerados por las multinacionales como una necesidad y un derecho, se
entienden como una mercancía (…)”[3]
El sistema de producción está
arruinando a todos, los campesinos, por una parte sufren enfermedades debido a
los transgénicos y pesticidas que se usan en los campos; los que compran los
productos, pueden contraer enfermedades; en cuanto a los animales, se encierran
muchos en un lugar para un menor número, a veces no se les permite ver la luz
del día.
¿Y cómo responden los gobiernos ante
estas condiciones? Lo vemos casi a diario: el uso de armas para los que desean
ser escuchados, la represión para quienes sólo desean dar a conocer las
condiciones que se viven.
[1] Patel, Raj. Obesos y famélicos. El impacto de la
Globalización en el sistema alimentario mundial. p.11
[2] Los acapulco Kids. Material de apoyo
seleccionado por la Profesora Susana Huerta González para el curso de Historia
de México II
[3] Duch,Gustavo. Alimentos bajo sospecha. p. 57
Fuentes:
●
Duch,Gustavo.
Alimentos bajo sospecha. Barcelona.
Edit. Los libros del lince. 2011. 90 pp.
●
Patel, Raj. Obesos y famélicos. El impacto de la Globalización en el sistema
alimentario mundial. Barcelona. Edit. Los libros del Lince. 2008. 367 pp.
● Los acapulco Kids. Material de apoyo seleccionado por
la Profesora Susana Huerta González para el curso de Historia de México II
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