viernes, 29 de abril de 2016

Reflexiones conclusivas

El campo y la alimentación que llevamos hoy en día están estrechamente relacionadas, por lo tanto, lo que ha pasado y pasa con el campo debe ser un tema de interés colectivo, un tema en donde toda la gente debería saber qué es lo que se realiza y cómo nos afecta; un tema por el cual cada uno de nosotros debiera preocuparse y actuar.
Partiendo del movimiento social  mexicano de 1910, la Revolución Mexicana, podemos llegar a la conclusión que en realidad ningún movimiento social hecho hasta la época ha podido llegar al objetivo por el cual han luchado miles de personas: dar la tierra a quienes les pertenece.
La constitución de 1917 y las leyes agrarias que se proclamaron en esa época parecen ser un acto que tranquilizó al pueblo por un tiempo, sin embargo, junto con esta nueva constitución llegó un grupo que, a partir de ese momento, no ha soltado el poder: el PRI.
Enrique Peña Nieto es producto de ese partido político y, lo que en un momento fue un partido que estaba unido a la gente, se convirtió en un partido que comenzó a usar la fuerza, la represión, la violencia y la pobreza en contra de las personas. Las políticas y técnicas que ha usado este partido siguen vigentes y sólo han servido para hundir al pueblo en la miseria.
A pesar de que con la Revolución no parecen haber cambiado las condiciones de los campesinos con las tierras, sí se puede decir que el legado que esta ha dejado es más bien intelectual. Junto con la Revolución se formó una generación de personas que se preocuparon en mostrar la realidad nacional (pintores, escritores, jóvenes, etc.) y que comenzaron a ver verdaderamente lo que era su país y su gobierno.
La realidad política nos muestra un sistema en donde lo más importante es enriquecer a unos cuantos mientras la mayoría muere en la miseria. Esta triste realidad ha llevado al gobierno de nuestro país a firmar acuerdos que nos afectan, ejemplo de esto es el TLCAN y el TPP; ambos acuerdos han abierto las puertas a muchos países para entrar plenamente en el territorio nacional, al mismo tiempo, ha dejado al pueblo a expensas del sistema capitalista.
El sistema capitalista provoca que los pequeños productores no puedan competir contras las grandes empresas que gobiernan el sistema, los monopolios, por lo cual son obligados a endeudarse, vender sus tierras o a irse a la ciudad en la búsqueda de mejores oportunidades. La producción alimentaria no es benéfica, ni para los animales o plantas, ni para los humanos.
El uso de transgénicos y pesticidas en nuestros alimentos ha aumentado cada día y las consecuencias para los que se encuentran más cerca de estos productos es fatal. La mayoría de los productos que comemos ya no es natural. El hombre, con el deseo de controlar todo, ha intentado controlar a la naturaleza y se ha perjudicado a sí mismo.

Lo que podría parecer lo más simple y cotidiano, como lo es el alimentarse, hoy en día ya no lo es, muchas veces, ya no sabemos lo que entra por nuestra boca. Estamos en una sociedad más preocupada por ganar dinero,que por la salud y el bienestar de las personas. La producción de alimentos que está llevando la humanidad, no sólo la está conduciendo a la destrucción de la naturaleza y el hombre, sino también a una destrucción moral de las personas, en donde parece que llevan impreso en el cerebro la frase: lucha, pelea; en vez de: ayuda, convive.

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