El campo y la alimentación que
llevamos hoy en día están estrechamente relacionadas, por lo tanto, lo que ha
pasado y pasa con el campo debe ser un tema de interés colectivo, un tema en
donde toda la gente debería saber qué es lo que se realiza y cómo nos afecta;
un tema por el cual cada uno de nosotros debiera preocuparse y actuar.
Partiendo del movimiento social mexicano de 1910, la Revolución Mexicana,
podemos llegar a la conclusión que en realidad ningún movimiento social hecho
hasta la época ha podido llegar al objetivo por el cual han luchado miles de
personas: dar la tierra a quienes les pertenece.
La constitución de 1917 y las leyes
agrarias que se proclamaron en esa época parecen ser un acto que tranquilizó al
pueblo por un tiempo, sin embargo, junto con esta nueva constitución llegó un
grupo que, a partir de ese momento, no ha soltado el poder: el PRI.
Enrique Peña Nieto es producto de ese
partido político y, lo que en un momento fue un partido que estaba unido a la
gente, se convirtió en un partido que comenzó a usar la fuerza, la represión,
la violencia y la pobreza en contra de las personas. Las políticas y técnicas
que ha usado este partido siguen vigentes y sólo han servido para hundir al pueblo
en la miseria.
A pesar de que con la Revolución no
parecen haber cambiado las condiciones de los campesinos con las tierras, sí se
puede decir que el legado que esta ha dejado es más bien intelectual. Junto con
la Revolución se formó una generación de personas que se preocuparon en mostrar
la realidad nacional (pintores, escritores, jóvenes, etc.) y que comenzaron a
ver verdaderamente lo que era su país y su gobierno.
La realidad política nos muestra un
sistema en donde lo más importante es enriquecer a unos cuantos mientras la
mayoría muere en la miseria. Esta triste realidad ha llevado al gobierno de
nuestro país a firmar acuerdos que nos afectan, ejemplo de esto es el TLCAN y
el TPP; ambos acuerdos han abierto las puertas a muchos países para entrar
plenamente en el territorio nacional, al mismo tiempo, ha dejado al pueblo a
expensas del sistema capitalista.
El sistema capitalista provoca que
los pequeños productores no puedan competir contras las grandes empresas que
gobiernan el sistema, los monopolios, por lo cual son obligados a endeudarse,
vender sus tierras o a irse a la ciudad en la búsqueda de mejores
oportunidades. La producción alimentaria no es benéfica, ni para los animales o
plantas, ni para los humanos.
El uso de transgénicos y pesticidas
en nuestros alimentos ha aumentado cada día y las consecuencias para los que se
encuentran más cerca de estos productos es fatal. La mayoría de los productos
que comemos ya no es natural. El hombre, con el deseo de controlar todo, ha
intentado controlar a la naturaleza y se ha perjudicado a sí mismo.
Lo que podría parecer lo más simple y
cotidiano, como lo es el alimentarse, hoy en día ya no lo es, muchas veces, ya
no sabemos lo que entra por nuestra boca. Estamos en una sociedad más
preocupada por ganar dinero,que por la salud y el bienestar de las personas. La
producción de alimentos que está llevando la humanidad, no sólo la está
conduciendo a la destrucción de la naturaleza y el hombre, sino también a una
destrucción moral de las personas, en donde parece que llevan impreso en el
cerebro la frase: lucha, pelea; en vez de: ayuda, convive.
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