FOTO: Elsa Medina
Castro / La Jornada
La idea de negociar un tratado para
crear una zona de libre comercio entre México y Estados Unidos surge el 11 de
junio de 1990 en una Cumbre presidencial entre Carlos Salinas y George W. Bush.
Se inician negociaciones formales el 5 de febrero de 1991 a las que se
incorpora Canadá.
1.- El proyecto estratégico detrás de los Tratados de Libre Comercio (TLCs).
Con la
desintegración del bloque soviético, se acelera la etapa triunfalista de
expansión cuantitativa y cualitativa del capitalismo y avanza su forma más
salvaje llamada neoliberalismo. Para 1982, se logra imponer el neoliberalismo
como pensamiento casi único y, con excepción de Cuba, es adoptado por todos los
gobiernos del continente americano. Sin embargo, el primer círculo del poder de
Estados Unidos, siempre previsor, se pregunta si este tan conveniente modelo
podrá sobrevivir en caso de que hubiera cambios de signo político en los
gobiernos de América Latina. El temor crece con las elecciones en 1988 en
México: Carlos Salinas tiene que recurrir al fraude frente a Cuauhtémoc
Cárdenas, quien había roto con el PRI por considerar que la nueva ideología
dominante en dicho partido no era lo adecuado para México. Sus análisis eran
correctos pues años después empiezan a ganar gobiernos progresistas o de
izquierda en Sudamérica. El factor común de estos gobiernos era cuestionar el
Consenso de Washington y buscar un camino distinto y propio. Ello lleva a
Estados Unidos a plantear la idea de los TLCs, que no son otra cosa que
convertir en ley supranacional obligatoria, y con mecanismos efectivos para
hacerla cumplir, la ideología neoliberal. Ello es expresado magistralmente por
el primer director de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Renato
Ruggiero:“Éstos son el esfuerzo de crear una constitución internacional de los
derechos del capital”. Es decir, con los TLCs la orientación de la economía ya
no dependería de los gobiernos o del pueblo, sino que se impondría por una
legislación supranacional.
Para imponer el neoliberalismo se
fueron engarzando diversos elementos. Primero, un consenso generalizado llamado
el Consenso de Washington, que se complementa con la coerción económica, vía el
Fondo Monetario Internacional (FMI). Para finales de los 80’s lo anterior no
era ya suficiente. El sureste asiático no tiene grandes deudas y con ello está
fuera de la mira del FMI, sigue con éxito su propio camino. El neoliberalismo
no da los frutos prometidos y eso va debilitando el Consenso, Hay que
implementar una tercera pieza en el mecanismo de garantía de reproducción del
neoliberalismo: una legislación supranacional obligatoria, y los TLCs.
La oposición social no se hizo
esperar. Desde 1982 hay grandes movimientos frente al yugo de la deuda externa
y los ajustes estructurales neoliberales. En 1991 nace la Red Mexicana de
Acción frente al Libre Comercio (RMALC) y pronto se conforma la Red Trinacional
de América del Norte. En 1995 se conforma la Red Global Nuestro Mundo no está
en Venta frente a la OMC. En 1997 se inicia la construcción de la Alianza
Social Continental que logró.
Derrotar el proyecto de Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA) y frena el avance de TLCs bilaterales o regionales tanto
con Estados Unidos como con Europa. En 2001 nace el Foro Social Mundial. En
2007 se forma la Red birregional Europa-América Latina Enlazando Alternativas.
Por supuesto, a pesar de algunos
triunfos del movimiento social global, el poder globalizado no deja de impulsar
este modelo económico e implementa diversas estrategias para frenar los cambios
progresistas y dividir nuestro continente. Ahora busca consolidar la zona de
hegemonía neoliberal en con la Alianza del Pacífico y con el Tratado
Transpacífico y un TLC entre Estados Unidos y Europa.
2.- El proceso de negociación y aprobación del TLCAN. El proceso de negociación fue secreto
y cerrado para la sociedad, excepto para los grandes empresarios y algunos
ficticios representantes de movimientos sociales miembros de la Confederación
de Trabajadores de México (CTM) y de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
La presión social logró abrir mesas de información, pero en ellas se nos daba
información sesgada e incluso falsa, como se pudo comprobar cuando, gracias al
trabajo de las redes sociales de los tres países, se logró filtrar uno de los
últimos borradores de la negociación.
De parte del equipo de negociación
mexicano, se negoció sin tener un proyecto estratégico de país. Ello fue
explícitamente reconocido por Herminio Blanco, jefe negociador, cuando a
pregunta expresa de RMALC de “¿cuál era el proyecto de país que se tenía en
mente al sentarse a la mesa de negociación?” contestó: “Proyecto de país, ¿para
qué? El mejor proyecto de país es no tener proyecto de país y dejar que el
mercado modele al México posible”.Ello muestra claramente lo que es el libre
comercio y su forma legal, que es el TLC. Se trata de dejar la dinámica de la
economía, y en el fondo, de la sociedad y de nuestra vida y futuro, a las solas
fuerzas del mercado, es decir a la ley del más fuerte. Los TLCs son mucho más
que apertura de fronteras y quitar aranceles para promover el intercambio
internacional de mercancías. Incluye muchos otros capítulos que limitan o,
mejor dicho, casi anulan, la capacidad de los Estados de regular la economía,
de promover o impulsar un proyecto económico nacional y garantizar los derechos
sociales.
La negociación termina en 12 de
agosto de 1992 y el 17 de diciembre del mismo año lo firman los presidente
Bush, Salinas, y el primer ministro de Canadá, Brian Mulroney. La ratificación
por el Senado Mexicano se da a principios de 1993, pero de una forma totalmente
irregular y anticonstitucional: se aprueba un texto y entra en vigor otro. El
texto que aprobó la Cámara alta mexicana tiene en la primera página la leyenda
que dice “Texto no oficial sujeto a correcciones”. Dichas “correcciones” no
fueron, como dijo el gobierno mexicano, un asunto de mejorar las traducciones,
sino que en el proceso de ratificación del Senado estadounidense sufrió
numerosos cambios. Además, según el Artículo 133 de nuestra Constitución, no se
puede ratificar un tratado que no es coherente con dicha Constitución, elemento
que no cumple el TLCAN. Todo ello fue denunciado y demostrado, pero en México
la verdadera ley es tener el poder de hacerlo y en ese momento había sólo tres
senadores no priistas y sólo hubo dos votos en contra. El TLCAN entró en vigor
el primero de enero de 1994.
Picad Arroyo Alberto, Refrescando la memoria:¿Que es el TLCAN y
como se negocio? en Revista la Jornada del Campo No. 74, 2013.
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